José Manuel Gómez Gufi

El Círculo Flamenco de Madrid tiene afición por reunirse en cavas como la de la librería “Sin tarima” o los conciertos del off latina. Desde fuera puede parecer una reunión de conspiradores de otro siglo. Olviden esa idea romántica y la pueden cambiar por las prestigiosas aulas de cualquier universidad del extranjero (en las de aquí parece que el flamenco ni se investiga, ni se comenta; salvo honrosas excepciones).

Total que entre los presentes se reunían varios metros de estanterías de la flamencología y la música contemporánea. Incluidos Faustino Núñez, Eugenio Cobo o Carlos Martín Ballester. A los que se suman Paco Manzano (fotógrafo) Alberto Martínez, Elvira López y otros insignes presentes como el que se presentó como futuro autor de una tesis sobre Rosalía y el presentador del acto Miguel Ángel Rodríguez.

A esa estantería del flamenco contemporáneo se suman los muchos saberes de José Luis Ortiz Nuevo que desde los años setenta ha publicado clásicos como “las 1001 historias de Pericón de Cádiz”, Pepe el de la Matrona, Anica la Piriñaca Yo tenía muy guena estrella” y un larguísimo etcétera que nos ha permitido a las siguientes generaciones conectar con héroes de la cultura oral a través de los libros. Que no es moco de pavo, ni poca cosa. 

Además, Ortiz Nuevo tiene carrera como cómico, lo cual le quita trascendencia a los que consideran que la flamencología como un ejercicio estreñido al sufrimiento.

Total que Ortiz Nuevo se fue a la Habana a investigar y a meterse en las bibliotecas y allí se forjó este libro “Tremendo Asombro. Huellas del género andaluz en los teatros de La Habana y otras informaciones a lo Flamenco (1790-1850)” (Athenaica). Recuerden que en este periodo el flamenco aún está esperando el regreso de América de Silverio Franconetti en 1864 que se considera uno de los momento fundacionales del estilo.

Ortiz Nuevo encuentra referencias en Cuba a El Planeta y el Fillo dos cantaores de ese periodo del flamenco en el que no existen registros sonoros y la memoria oral solo puede ser contrastada por crónicas y gacetas. 

Al hilo de confidencias y asombros Ortiz Nuevo hace muchas preguntas que deberán ser confirmadas en futuras investigaciones. Así que en el debate se planteó cómo y cuando aparece la bulería en el universo flamenco y se confirma que fue La Niña de los Peines la primera en incorporar los tangos al repertorio flamenco en el periodo en el que ya existen documentos sonoros (osea, después).

Lejos de los hermetismos de otras épocas, hay mucha luz en las reuniones del Círculo Flamenco  y así hubo detalles y confirmaciones. Así sabemos que los tangos flamencos tienen un ADN africano que viajó al Caribe esclavizado y que en Cuba tomó otro nombre “el del son” dijo Faustino. Hubo más preguntas que bailes y nos trasladamos a una taberna cercana para el tentenpié y rendir memoria a El Torta.

Madrid, 29 de febrero 2020

Fotografías © Paco Manzan

© LiveMusicMadrid.com

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